Conferencia basada en 30 diapositivas y 11 fragmentos musicales, en la que haremos un recorrido por los escenarios, los creadores y los intérpretes de la música en Madrid durante el siglo XIX.
El punto de partida será la gran importancia del teatro, declamado o musical, como medio de cultura en la primera mitad de siglo, con una especial primacía de la ópera italiana, como consecuencia de la regulación administrativa existente. La inauguración del Teatro Real en 1850 supuso la coronación de esta fase.
Por entonces, el impulso de la primera generación de músicos formados en el nuevo Conservatorio (a la cabeza, Barbieri) y su afán de crear una “ópera nacional” cuajaron en un nuevo género: la zarzuela, más próxima a la “ópera cómica” francesa (con diálogos hablados) que a la “ópera seria” (íntegramente cantada). Se trata de la zarzuela que podemos llamar “isabelina”, para distinguirla de la zarzuela barroca de los siglos XVII y XVIII.
La zarzuela fue desde entonces el vehículo por excelencia de la música española y absorbió las energías de compositores (Bretón, Chapí), intérpretes, empresarios e intermediarios teatrales. Se enriqueció en el último tercio del siglo con dos aportaciones. Por un lado, el “género bufo”, puesto de moda en París por Offenbach y que acabaría por desembocar en el género “frívolo”. Por otro lado, el “teatro por horas”, que llevó al “género chico”, característicamente español: La verbena de la Paloma, La Revoltosa, Agua, azucarillos y aguardiente, etc.
Paralelamente, en la música instrumental empezaron a recibirse las obras del canon musical centroeuropeo con la actividad de entidades como la Sociedad de Conciertos, creada por el propio Barbieri. Por su parte, la “música de salón” recogía las obras pianísticas compuestas para las veladas de la aristocracia y de la alta burguesía.
En los años finales del siglo, la obra de algunos compositores formados en Francia o trasladados allí en busca del éxito que no habían conseguido en su patria (los “españoles en París”) permite señalar, finalmente, la llegada de la “gran música española”: la de Albéniz, Granados y, sobre todo Manuel de Falla. Con ellos se abre ya el siglo XX, que queda fuera del ámbito temporal fijado.